¿Tomar el riesgo?
El veterinario podía usar medicamentos más pesados a distancia, pero estos no estaban exentos de riesgo. Era posible que Felicia y su potro no sobrevivieran. Le preguntaron a Ben qué opción prefería y fue muy difícil de elegir.
Ben sabía que no había margen de error. No podía tomar la decisión equivocada. Luego de escuchar todos los riesgos, decidió con el corazón y no con la cabeza.
Felicia necesitaba ser sedada y Ben le dio permiso al veterinario para usar medicamentos más fuertes. No obstante, a medida que Felicia se ponía más agresiva, había que resguardarse.