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Otro cirujano pediátrico les explicó que esta operación era beneficiosa para Amanda. Por desgracia, el pequeño cuerpo de Emily se estaba alimentando de Amanda y le estaba causando gran sufrimiento.

Las pequeñas compartían órganos vitales y un órgano reproductor y cada una de ellas contaba con tan solo un riñón en funcionamiento. La unión de ellas en el abdomen era lo que las mantenía vivas, pero eso era también lo que las estaba matando lentamente. Joy cuestionó con tristeza las intenciones de Dios por hacer sufrir tanto a estas inocentes niñas. Los padres no encontraba consuelo en toda esta triste situación.