¿Son buenas noticias?
Finalmente, luego de 16 largas horas de mucho trabajo y estrés, los doctores salieron de la sala de operaciones completamente exhaustos pero con una sonrisa en sus rostros. El doctor que lideraba el equipo lucía cansado y tenía los ojos rojos. Roberto lo llamó desesperadamente y le preguntó si todo estaba bien.
La débil sonrisa del doctor se transformó en un ceño fruncido. En ese momento, Joy saltó de su asiento y comenzó a preguntarle al cansado doctor si sus bebés se encontraban bien. “¿Emily está bien?” preguntaba Joy con gran angustia mientras miraba directo a los ojos del doctor.